CUATRO CARTAS. UN MISMO CREADOR
La infinidad
La nada al mismo tiempo que el todo. La relatividad del tiempo. Estar aquí pero estar en todos los universos posibles al mismo momento. No hay pasado, presente ni futuro. Lo que sentimos que ya pasó e intentamos cambiarlo, en realidad, lo estamos viviendo en otro universo paralelo. Todo en todas partes al mismo tiempo. Habitamos las infinitas posibilidades. Lo que nos afecta en este instante tiene repercusiones en todas las líneas temporales.
La palabra del maestro superior nos pide fluir en cada una de esas dimensiones. Avanzar sin miedo. Recuperar el aliento y seguir. Seguir caminando y recorriendo el camino. Experimentarlo. Sentirlo. Absorberlo. Vivirlo en cada latido. Ser conscientes que, en cada paso, cambiamos algo y todo, absolutamente todo, al final de cuentas, se relaciona. El aprendizaje está en todas partes. Entrégate al vacío y saltá al infinito.
El viaje
Un viaje es siempre una oportunidad. No hablamos únicamente de un viaje con maletas y fuera de casa. El viaje al interior. A navegar por las profundidades de tu alma. Encontrar tus sombras y abrazarlas. Ponerle luz a esos lugares que no te quedan tan cómodos. Esos lugares que están llenos de silencios, dudas, miedos, comparaciones y juicios.
Entender que aquello que nos hicieron también nosotros pudimos haberlo hecho en otro momento, nos aleja del juzgamiento y del enojo. Comprender que ese otro pudiste ser vos, te llena de compasión. Te expande. Te gratifica. Abrazar la hermandad del cosmos te permite fluir sin ataduras.
El viaje te invita a que digas sí, que te sueltes y te entregues a la aventura de saber quién sos para luego salir a contárselo al mundo.
El amor
¿Qué sería de nosotros si no fuéramos amor?
Nuestra eterna energía es el amor. Amor infinito, incontable, inconmensurable, incodificable. Debemos permitirnos sentirlo. Por nosotros mismos, por los más cercanos, también por los desconocidos e incluso por aquellos que nos resulta muy difícil. Por todos y cada uno de nosotros porque, al final, somos uno.
En cada detalle, en cada gesto, en cada palabra podemos ser amor. Esta carta te invita a sentirlo todo con amor, hacerlo con amor y elegir desde y para el amor. Cuidar y cuidarnos. Ser amorosos en cómo nos hablamos a nosotros mismos, para luego reflejarlo en el exterior. Así nos expandimos como humanidad. Ser conscientes que el amor que otro nos entrega, también está en nosotros; que el amor que creemos sentir solamente por alguien o algo en particular, en realidad, podemos sentirlo por todo el universo si vencemos las barreras mentales. Somos amor, recordémoslo por favor.
Esta carta nos invita a ser vulnerables, a aperturarnos a la fragilidad y bajar las capas y espadas de la lucha. Elevar la energía a la frecuencia más alta: el amor. Debemos sentirlo por todos y en todas partes.
El juego
La vida está hecha para jugar. Tomarnos cada cosa que nos sucede como un juego nos permite ser menos inflexibles. Nos permite entender que cada partida es una nueva oportunidad para jugar igual o cambiar de estrategia. Abrazar los errores y tomarlos como pistas para la nueva jugada. No ser determinantes en un único camino a tomar, fluir y entender que todo está permitido. Y que las reglas las pone nuestro ser. Los únicos límites son aquellos que la mente nos hace creer imposibles de vencer.
Si aprendemos a escuchar nuestro interior, sabremos muy bien cuándo el alma dice sí y cuándo dice no. Sabremos cuándo jugar y, también, que algunas batallas se ganan simplemente abandonando el juego.
Con amor, Pau
11 | 11 | 11